En realidad, el entrenamiento del lunes ya había terminado, pero algunos del Bayern simplemente se estaban divirtiendo demasiado como para detenerse. Ocho jugadores, desde Thomas Müller, Arjen Robben y Robert Lewandowski pusieron los balones y dispararon un tiro tras otro a la meta de Tom Starke: cualquier acción, buena o mala, por supuesto, fue comentada en voz alta por Radio Müller.
Cuando Jupp Heynckes vio a sus jugadores, no pudo evitarlo y quiso unirse. Así que el de 72 años cogió un par de balones y luego le recriminó con una sonrisa a Niklas Süle, por no aprovechar su asistencia y estrellar el balón contra el poste. El ambiente en la Säbener Straße fue perfecto para el comienzo de la semana. Incluso durante la sesión, a la que solo faltaron Manuel Neuer, Arturo Vidal y Kingsley Coman, los bávaros estuvieron de muy buen humor, aunque simpre trabajaron muy concentrados.
Tanto en el rondo como en el ejercicio de superioridad numérica, la pelota circularba a un ritmo vertiginoso. "Tenemos un gran objetivo: pasar a la final", dejó claro Heynckes ya el fin de semana y la primera sesión antes del partido también lo dejó claro: el campeón alemán está listo para el Real Madrid.
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