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"Cuando las cosas marchan bien sé delegar"

Ningún otro ha influido tanto en el Bayern Múnich y en el desarrollo del fútbol como Uli Hoeneß, quien en 1979 comenzó como gerente o director general del Club. Entrevistamos en profundidad a este antiguo jugador, gerente, directivo y actual presidente del Club, abordamos sus mejores ideas y sus mayores errores y repasamos este último año.

Entrevista con Uli Hoeneß

Herr Hoeneß, el 1 de mayo de 1979 usted comenzó como gerente del Bayern, el Día del Trabajador. Sin embargo, no tenía demasiado trabajo que afrontar y tras dos horas al teléfono se marchó a casa.
Uli Hoeneß: "El FC Bayern tenía entonces aproximadamente 20 trabajadores, un volumen de negocio de 12 millones de marcos. El marketing era prácticamente inexistente, se consideraba algo así como vender un par de postales y banderines; quizá incluso alguna bufanda, eso era lo máximo. Sin embargo, el trabajo no había hecho más que empezar. Poco después volé a Kuwait para organizar partidos amistosos. Lamentablemente no tuve éxito por el momento. Hoy en día es obvio recorrer el mundo, entonces era algo muy inusual".

¿Es cierto que usted logró el puesto porque Rudi Assauer lo rechazó?
Hoeneß: "Desde el momento en que acepté hasta que comencé a trabajar hubo una etapa turbulenta. El presidente Wilhelm Neudecker me contrató de forma oral cuando me contactó en enero. Por entonces yo todavía jugaba en el 1.FC Nürnberg, pero tenía que pincharme en la rodilla cada fin de semana y los médicos me recomendaro que si quería andar sin dolores, debía dejar de jugar. Siempre quise ser un directivo, a poder ser del Bayern, así que acepté tras reflexionar un par de días. Cuando comencé a trabajar el 1 de mayo el presidente era otro, Willi O. Hoffmann. Se mantuvo fiel a la palabra de su predecesor. Sé que Neudecker era amigo de Assauer. Puede ser que hablara con él. Rudi era un reconocido experto. No hubiera sido una mala idea. Quizá entonces Rudi no quería irse de Bremen".

En su primera temporada le criticaron por su agresiva política de fichajes; se le llamó "caballero bandido", "comerciante de caballos" y "buitre". ¿Le afectó?
Hoeneß: "Los medios de comunicación no me pagaban. Y yo tampoco quería ser la querida de todos. Trabajé con mis propios medios, quería llevar al Bayern a la cima a cualquier precio. Mi compromiso es al cien por cien. Abrí nuevos caminos que no gustaron a todos. Pero siempre me he comportado correctamente, aunque, por supuesto, he llegado hasta los límites establecidos en la legislación del fútbol. ¿Saben qué negocio es el que más me gusta? En el que solo hay ganadores. No me gusta cuando me levanto de una mesa de negociación y tengo la sensación de que la otra parte ha perdido. No quiero salir vencedor, sino lograr el mejor negocio posible para el Bayern".

Usted dijo una vez: "No me desvío ni un centímetro de mi camino. Si algo no sale bien, hago otra cosa". Usted estudió para ser profesor de inglés e historia. ¿Podria imaginarse a sí mismo ejerciendo de profesor?
Hoeneß: "Sí. Los alumnos se habrían divertido mucho conmigo. Al principio [cuando era jugador] solo hacíamos un entrenamiento al día, por la tarde. Así que podía ir a la universidad a las ocho o las nueve de la mañana, hasta las dos. Así lo hacía tres veces a la semana. Cuando fui internacional con Alemania interrumpí mis estudios. Tanta carga no hubiera sido profesional".

En su primer año como gerente el Bayern se proclamó campeón de la Bundesliga. ¿Cómo recuerda esa temporada?
Hoeneß: "Al principio era muy intenso. Me acuerdo de que los sábados después de los partidos acababa agotado, empapado en sudor. Era muy emocionante estar en el banquillo, acabar reventado. Con el tiempo se ha ido mitigando. Todavía me excito mucho, pero con una intensidad totalmente diferente".

Entonces resultaba muy extraño que usted, siendo gerente del Club, se sentara en el banquillo con el equipo.
Hoeneß: "Si no lo hubiera hecho, no habrían salido las cosas. Solo al estar en el banquillo uno capta lo que verdaderamente ocurre en el equipo. Antes del partido, en el descanso, en todo momento. Los viernes se concentraba el equipo, yo siempre participaba. También en los amistosos, todos. Uno puede exigirle a los jugadores, pero hay que dar ejemplo. Jugamos en Tokio por un millón de marcos, un viaje de 48 horas. Si uno despide al equipo en el aeropuerto y les vuelve a ver dos días después, te arriesgas a una revuelta. Pero si tú eres el primero que se sube al avión y el último que lo deja, puedes exigir. Era mi credo: solo pedir a los jugadores lo que yo mismo me exijo".

¿Qué le diría el Uli Hoeneß de hoy al de 1979? ¿Haría o evitaría algo?
Hoeneß:
[Reflexiona durante largo tiempo] "Hasta mi historia con los impuestos no cometí demasiados errores graves. Siempre me encantó el trabajo y lo di todo. Aprender sobre la marcha no es una mala opción de vida, no hay para todo un manual de instrucciones. Hay que tener el valor suficiente para tomar decisiones, también dejarse guiar por la intuición. Hay que saber reconocer los errores. He cometido errores, no hay duda. Pero creo que no he cometido dos veces el mismo error. Lo mismo puedo decir respecto a los jugadores: Todos podemos cometer errores, pero, por favor, no repetirlos dos veces, especialmente si se hace de forma plenamente consciente".

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¿Pueden trabajar junto el Hoeneß presidente con el Hoeneß gerente?
Hoeneß:
"Dejaría tranquilo al joven gerente, lo tengo claro. La gente siempre dice que Hoeneß no sabe delegar. Soy el perfecto ejemplo de cómo ayudar a las nuevas generaciones. Cuando cedí mi fábrica de salchichas a mi hijo nos telefoneábamos 20 veces al día. Ahora él dirige la empresa solo. Muchos negocios acaban cerrando porque el antiguo dueño no sabe hacerse a un lado y cree que lo sabe hacer todo mejor. Yo no soy así. Solo intervengo cuando veo que algo se hace mal. Pero cuando las cosas van bien, sé delegar de maravilla. En dos o tres años, quizá antes, Hasan Salihamidzic podrá decir: 'Uli lo hizo genial'".

¿Qué significa para usted 'la obra de una vida'? ¿Cómo debería recordarle la gente respecto al Bayern?
Hoeneß:
"Para mí es una palabra demasiado grande. Después del teatro de la asamblea general anual de otoño se dijo: 'ahora se está dañando la obra de su vida'. No puedo hacer nada al respecto. No hago campaña, para mí este Club es la obra de mi vida. A algunos les gustaría que el Club fuera más compacto, pero no doy ningún valor a tener una estatua. Si alguno vez miro al Bayern -espero que desde el cielo y no desde abajo- y veo a un equipo floreciente, que divierte a la gente y transmite valores a la socidad, estaré satisfecho. Ya he dicho alguna vez: '¡Todavía no he terminado!', pero el día en que diga '¡Hasta aquí!' no queda muy lejos, porque a) se echarme a un lado y b) el momento llegará pronto".

¿Reflexionó mucho como consecuencia de la asamblea general?
Hoeneß:
"Los acontencimiento me afectaron mucho. Todavía estoy tratando de procesrlo. No estoy enojado, pero los problemas así me afectan. La asamblea me sorprendió, esa es la verdad, y desde entonces estoy reflexionando sobre ello. Tendré en cuenta esta experiencia nueva e inesperada en mis reflexiones sobre si me postularé de nuevo para el cargo a final de año. Como muy tarde cuando termine la temporada habré tomado una decisión".

¿Tiene en mente algún sucesor para el cargo de presidente y director del consejo de administración?
Hoeneß:
"Ustedes han podido ver que tras mi anuncio he hablado con Oliver Kahn. Así quiero hacerlo con mi propuesta para mi sucesor. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, al fin y al cabo, el consejo tiene la tarea de proponer un candidato al consejo de administración.

¿Sabe? He redescubierto la vida en familia. Mis nietos son una auténtica alegría. Una vez preguntó un nieto: '¿Por qué el abuelo está siempre de tan buen humor?'. Cuando veo a los pequeños muchas veces tengo que sonreír: siempre piensan que cuando hay un problema, el mundo se derrumba. Tal vez todos, especialmente los adultos, deberíamos no tomarnos tan en serio".

¿Quién tiene motivos para criticarle?
Hoeneß: "A mí me puede criticar quien quiera, siempre que sea objetivo. En la asamblea general, por ejemplo, el gran quid de la cuestión era un asunto subjetivo. Mire: Tengo un puñado de verdaderos buenos amigos. No muchos, pero unos cuantos. Y todos son amigos que me critican. No tengo amigos que me hagan la pelota o sean tontos. No me gustan. Me gusta la gente que me dice honestamente su opinión. Puede ser controvertida para mí. Discuto, me peleo. A veces no nos hablamos durante semanas. Pero no soy rencoroso y paso página. Los amigos solo te ayudan a avanzar cuando te exigen, cuando te dicen: 'Lo que me has vuelto a contar es una enorme tontería'. Los buenos amigos te lo dicen cuando te equivocas. Tal vez no esté de acuerdo con ellos en el primer momento. Pero lo tomo en cuenta y reflexiono".

Aquella rueda de prensa en otoño fue un error, admitió hace unos días. ¿Es complicado en los tiempos que corren admitir errores porque se le puede volver en contra?
Hoeneß: "Los tiempos han cambiado completamente. Si ahora uno habla claro es casi inevitable que te venga una avalancha de mierda. Las reacciones en otoño a algunas de mis declaraciones fueron unos de los golpes más duros en mi vida. En el futuro me contendré. Antes solían invitarme a los programas de entrevistas porque hablaba claro. Ahora ya no. Además, desde mi historia con los impuestos tengo que mantener un perfil bajo en las conversaciones. En general creo que es una pena que la gente se ofenda tanto cuando se habla claro. Así no se puede mejorar el mundo. No es casualidad que en un principio evitara comentar la decisión de Joachim Löw de dejar de lado a Thomas Müller, Mats Hummels y Jérôme Boateng. Si lo hubiera hecho, creo que Internet hubiera dado una voltereta hacia delante y luego hacia atrás. Quería ahorrármelo; al igual que Jogi Löw, por cierto".

¿Echa de menos los viejos tiempos?
Hoeneß: "No soy de esas personas que viven ancladas en el pasado. Mi vida ha sido plena en todas las facetas. Es una pena que mis padres no estén para verlo. Toda su vida tuvieron la preocupación de que su hijo no tuviera para comer. Si mi padre viera ahora nuestra fábrica de alta tecnología, se reiría de puro gusto... o se asustaría, porque no podría entender cómo se pueden hacer salchichas desde un ordenador".

En la segunda parte de la entrevista, que publicaremos este sábado, Hoeneß hablará sobre los grandes desafíos que afrontó en su carrera y sus fichajes más arriesgados. Además, comentaremos qué sueños todavía tiene por cumplir.

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