Es una verdadera casualidad que Uli Hoeneß comenzará con sus funciones de manager del Bayern de Múnich un uno de mayo. Hace exactamente 40 años que se puso a trabajar por primera vez con 27 años en su escritorio de la Säbener Strasse. ¿Un día festivo? Esa palabra no existe en su vocabulario. Uli Hoeneß sabía que tenía que hacer muchas cosas en su nueva función. Que empezara el día del trabajo era aún más poético.
Karl-Heinz Rummenigge, por aquel entonces jugador del Bayern, hoy director general y, desde hace años, compañero de Hoeneß en la dirección del club, lo recuerda muy bien: En aquel tiempo, en la Säbener Strasse solo había dos vestuarios. En el número uno estaba sentado Rummenigge. Todos fueron citados en aquella habitación, "y entonces, Uli estaba frente a nosotros con una americana gris. Nos dijo lo que todos ya sabíamos, que era el nuevo manager", contó Rummenigge.
Una nueva era
Nadie se había percatado que empezaba una nuevo época, una nueva era que, en el mundo del fútbol, probablemente, sea de las más singulares que vaya a existir. "Uli Hoeneß es una suerte para el Bayern. Lo fue como jugador y como manager, presidente y presidente del consejo", dijo Franz Beckenbauer en su aniversario como trabajador del club. "Lo que es el club hoy en día y los valores que posee, hay que agradecerselos, en gran parte, a sus conocimientos, su compromiso y competencia. Podemos estar muy orgullosos de tenerlo".
Hoeneß es "un pionero del Bayern", dice Rummenigge. "Tuvo que reconstruir al Bayern pieza a pieza". Muy pocos aficionados se podrían hacer una idea de cómo estaba el club hace 40 años, cuenta el director general: Doce trabajadores, una facturación de doce millones de marcos, ocho millones de deudas. "El mundo del Bayern no era tan grande como lo es hoy, pero Uli, como manager, fue muy consecuente, inteligente e imaginativo". El Bayern creció paso a paso. "Cuando Uli empezó, nuestro campo de entrenamiento era un campo de patatas y el viaje al partido de liga en Bremen transcurrió de esta manera: Vuelo con escala en Frankfurt, la vuelta era el mismo tour. Con suerte, te daban un sandwich en Bremen y, si no la tenías, había niebla en Múnich. Uli tenía que contratar un autobús en Núremberg tras aterrizar o nos tocaban cinco horas de taxi hasta casa, cuenta Rummenigge. "Tuvo que crearlo todo".
Por sus cualidades, Hoeneß hubiese sido capaz "de llevar a lo más alto a cualquier otro equipo", dice Günter Netzer que, dos años antes que él, cambió su rol de jugador al de manager. Netzer, su compañero de equipo en la selección ("Uli era el delantero más rápido del mundo, no quise nunca correr con él"), como director deportivo del Hamburgo, quedó rápidamente impresionado de cómo el recién llegado lo cambió todo: "Desde el primer momento, se notó con toda la sangre que luchaba por su Bayern", recuerda el alemán de 74 años. "Uli tenía ilusión, pero es una industria difícil, y a pesar de los palos, siempre fue justo. No rehuye de la confrontación. Pero siempre le importa todo. Es sencillo, coherente, honesto y humano".
Netzer lo apoya en un momento difícil
Para Netzer, hay una historia que es muy importante, pero que nunca ha llegado a contar, nos revela en fcbayern.com: Cuando Hoeneß sobrevivió en 1982 a un accidente de avión, el director deportivo del Hamburgo condujo hasta el hospital de Hannover. "Cuando estaba sentado en su cama junto a su mujer, Susi, la sorpresa fue mayúscula", dijo. "Pensaba que era importante, a pesar de la rivalidad, estar ahí en un momento duro como ese. Uli es un luchador, muy duro, pero sé que, en el caso contrario, también hubiera aparecido".
Netzer recuerda incluso hoy en día lo que le dijo: "Le dije que siempre estaría ahí para cuando necesitara algo y que todos estábamos muy felices de que sobreviviera al accidente". 40 años después, Netzer piensa que especialmente el Bayern, pero también todo el fútbol alemán serían "mucho más aburridos sin Uli Hoeneß". "Seguramente, tampoco tan exitoso", añadió.
Herbert Hainer describe la carrera de Hoeneß como "la más espectacular de todo el fútbol alemán". Gracias a su buen hacer, el Bayern "se ha convertido en los últimos 40 años en el número uno de Alemania, así como en uno de los clubes más exitosos, queridos y mejores económicamente del todo el mundo", revela el CEO de adidas, que hoy pertenece al consejo del club.
No solo deja huella en el fútbol
Edmund Stoiber: "Uli Hoeness es el alma del club, nadie vive más el Bayern que él. Garantizó y garantiza la cohesión del club, en las buenas y en las malas". Ya como jugador, Hoeneß fue "uno de los grandes", dijo el antiguo presidente de Baviera, que lidera el Consejo de gestión de los muniqueses y pertenece al Consejo. "Tras su carrera, será un ejemplo para todas las generaciones de managers del futuro". No solo dejó huella en el fútbol, avisa Stoiber: "En el baloncesto, el Bayern también está en el top de Europa gracias a él. No se podría imaginar al Bayern "sin Uli Hoeneß". "El sólo decidirá cuando cederá su cargo".
El mayor credo de Hoeneß es que el Bayern siempre mantenga su cualidad de club familiar. "Siempre fue un amigo del equipo, incluso cuando joven, y eso no ha cambiado", comenta Rummenigge. "Aunque sea de noche y tarde, siempre puedes ir a él con un problema, da igual cuál sea". Sus críticos omiten esa parte, opina Netzer: "Muy pronto, se consideró a Uli Hoennes como un enemigo y eso le dio bastante igual duante mucho tiempo porque, en su rol, eso no es tan importante como el propio Bayern. El lucha por su club, pero arriesga con eso ser el chivo expiatorio y eso, según mi punto de vista, es de tener mucha grandeza".
A Hoeneß "nunca le ha importado meter el dedo en la yaga, a pesar de todo lo que le afectaba a su persona. Una autenticidad y sinceridad así no se encuentra dos veces. Es una pena que por eso, hoy en día, reciba tantas críticas". Quien conozca a Hoeneß, se dará cuenta rápidamente que es muy diferente a la imagen que se da de él en los medios. "Debería reflexionar si fuera diferente", llegó a decir Hoeneß en una ocasión.
„"Es el mayor aficionado del Bayern de Múnich"”
Karl-Heinz Rummenigge sobre Uli Hoeneß
Que el alemán de 67 no tenga límites para su equipo, se basa, según Rummenigge, en que, "desde hace 40 años, es el mayor aficionado del Bayern de Múnich". Cuando Rummenigge y Beckenbauer entraron en la dirección del club, el trio trabajó "como unos locos": "Pensábamos en fútbol durante el día y la noche". Viajamos a Manchester para profundizar sobre los patrocinadores o a Amsterdam, porque la cantera del Ajax era lo mejor de lo mejor. "Estuvimos por todo el mundo para hacer del Bayern uno de los clubes punteros de Europa y, hasta hoy, Uli y yo seguimos discutiendo los noventa minutos de un partido sobre fútbol".
En el 5-0 al Dortmund, Rummenigge tuvo que reírse por cómo celebró Hoeneß cada gol. Rummenigge incluso se sienta en su escritorio para imitarnos a su amigo: "Se alegra tanto como... No como un niño chico, pero sí como un chaval. Así era y así es. El Bayern es su vida."
Rummenigge, probablemete, lo sepa mejor que nadie después de tantas aventuras juntos. Cuando Paul Breitner se fue al Real Madrid en 1974, se convirtió en el nuevo compañero de habitación en los viajes. Llegó a la concentración en el Tegernsee: "No sabía qué hacer: ¿Cómo me comporto? Me callé la boca." Tras la cena, echaron "El comisario" en la televisión. De repente, Hoeneß le dijo a su nuevo compañero "¿vas a decir algo hoy?". A Rummenigge no le queda más remedio que reírse por esta anécdota. "Así es Uli. Siempre sincero. Va al grano". Desde hace cuarenta años, todos los días de la vida de Uli Hoeness son de trabajo... Para su Bayern de Múnich.
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