El viernes termina una era. Tras 49 años en el Bayern de Múnich como jugador, mánager y Presidente, Uli Hoeneß pondrá fin a su etapa en el club en la próxima Junta Anual de Socios. Ha conseguido marcar como ninguna otra persona al máximo campeón de Alemania. Mediante la sección "Una vida para el Bayern de Múnich" repasamos su relación con el club.
Era un fichaje que tenía que influenciar al Bayern para muchas décadas. En 1970, con 18 años, Uli Hoeneß llegó al Bayern procedente del TSG Ulm 1846. Acabó desempeñando varios cargos hasta 2019. Su antiguo compañero de equipo, Sepp Maier, aún recuerda su primer encuentro con él. "No estaba solo, venía con su hermano gemelo Paul Breitner", recordaba la leyenda de la portería.
"Ahora tenemos a un ángel rubio, Paul tenía toda la pinta de Krampus", contó Maier sobre los dos fichajes que hizo el entonces entrenador Udo Lattek. Hoeneß captó pronto la atención y se hizo con un puesto de titular en el ataque. "Cuando empezaba a correr, nadie podía pararlo. Era como un jugador de rugby, como una apisonadora. Una vez, contra el Dresden, tres jugadores corrieron detrás de él y querían agarrarlo. Se los quitó simplemente de en medio, se impuso y mandó el balón al fondo de la portería. Tenía un disparo fantástico", lo elogia Maier.
En los 328 partidos oficiales que Hoeneß disputó con el Bayern, anotó 110 goles de todas las formas posibles: con la diesta, la zurda o con la cabeza. A pesar de todo, Maier destaca que lo último no era precisamente su especialidad. "Siempre tuvo miedo por sus rizos, por si se le doblaban", bromeó el antiguo portero. Juntos, ganaron tres ligas, una Copa DFB, tres veces consecutivas la Copa de Europa y una Intercontinental. Con la Selección Alemana, la Eurocopa de 1972 y el Mundial en 1974, en el mismísimo Estadio Olímpico de Múnich.
Hoeneß, en su momento, era uno de los mejores atacantes del mundo. "Uli siempre daba el cien por cien", contó Maier. Una grave lesión de rodilla provocó que el "angel rubio" tuviera que retirarse precipitadamente a los 27 años. Fue un golpe duro para Hoeneß, pero ya tenía una idea de cómo iba a continuar su vida. "Ya como jugador se veía que tenía que convertirse en mánager. Era un adelantado a su tiempo", continuó Maier. Y de esa manera, Hoeneß cambió los terrenos de juego por el escritorio.
El mejor momento de Sepp Maier y Hoeneß
"Tras perder en la fase de grupos ante la RDA (República Democrática Alemana) en el Mundial de 1974, estábamos con el equipo en el hotel y le dije que solo eran las dos, que podíamos visitar a nuestras mujeres en Hamburgo en el Hotel. "¿Me tomas el pelo? ¿Cómo vamos a llegar allí?", me dijo. Pero yo tenía una idea: Nuestro guardia de seguridad, que siempre estaba con nosotros, tenía un coche, por lo que le pregunté si nos llevaba. Después de no querer llevarnos, ya llevaba todo el día detrás de nosotros, le dije que solo tenía que sentarse atrás, que yo conducía.
Uli, yo y nuestro guardia nos marchamos sobre las tres. De camino, los frenos se averiaron, por lo que tuve que usar el freno de mano todo el tiempo. Cuando llegamos al hotel, nuestras mujeres estaban con periodistas en el bar. Pero, a pesar de eso, entramos y quedamos con los periodistas que no debían escribir nada, si no habría problemas. Así lo hicieron y pasamos una noche fantástica.
A las ocho nos recogió el guardia de seguridad, aunque, por desgracia, los frenos aún no funcionaban. "Dios mío. Ahora tenemos que conducir así a casa", se quejó Uli. Nuestro guardia volvió a acomodarse en el asiento trasero, yo conduje y tuve que usar permanentemente el freno de mano. Conseguimos llegar a tiempo al hotel y estuvimos puntuales a las diez en el campo de entrenamiento, aunque tenía ampollas en las manos por usar el freno de mano. Pero no salió nada, Uli y yo estabábamos de muy buen humor y entrenamos muy bien. Finalmente, nos convertimos en Campeones del Mundo".
El miércoles, fcbayern.com hablará de los primeros años de Uli Hoeneß como mánager en la sección "Una vida por el Bayern de Múnich".
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