
"Es un tipo excelente", le dedicó recientemente Karl-Heinz Rummenigge a Thomas Müller en la revista del club. El director general del FC Bayern describió con las propias palabras del jugador ("todavía no está para el contenedor de reciclaje") el estado de forma del dos veces ganador del Triplete. Lo cierto es que Müller rebosó un día antes de su 31.º cumpleaños la energía que mostró durante la pasada temporada y a lo largo de este verano.
Líder sobre el césped
Müller mostró su perenne energía en las dos exigentes sesiones de entrenamiento de este sábado y, como siempre, ejerció de líder entre sus compañeros. "Es uno de los jefes", explicó Rummenigge. Sus voces e indicaciones al resto de la plantilla así lo atestiguaron en la Säbener Straße. "Vamos, venga, venga", "muy lento", "dispara a puerta" fueron algunas de sus órdenes. Y cuando la pelota acabó en el fondo de las redes, lo celebró con la alegría de un niño.
Implicación total... sin perder el humor
Si se observa a Müller en el césped se puede apreciar su gran amor por el fútbol y lo mucho que le divierte su trabajo. Este bávaro de pura cepa suma ya once temporadas en la élite y su hambre de títulos y alegría de vivir no se han visto mermadas en modo alguno. Con una sonrisa suda gota a gota en cada acción y cada sesión. Esta tarde podrá celebrar su merecido descanso con un vaso de vino; mañana no tendrá que entrenar en el día de su cumpleaños.