Tres han sido las veces que el FC Bayern se coronó campeón del mundo: 1976, 2001 y 2013. Ahora, el equipo entrenado por Hansi Flick tendrá la oportunidad de ganar el Mundial de Clubes de la FIFA para proclamarse como mejor club del mundo. Antes de la final del próximo jueves ante Tigres UANL de México, Jupp Kapellmann, Sammy Kuffour y Dante recuerdan y cuentan cómo hicieron historia en aquellos triunfos. Ilustración: Eric Chow.
Primera parte: Jupp Kapellmann, 1976
"Nunca voy a olvidar los dos partidos de la final de la Intercontinental de 1976 contra Cruzeiro. ¿Cómo podría? En aquel entonces, la final se disputaba a ida y vuelta y las condiciones de ambos días no podrían haber sido mas curiosas, fueron condiciones completamente distintas. En el primer duelo en noviembre, en Múnich, hubo una nevada. En el segundo, pocos día antes de Navidad, en Brasil, hubo un clima tropical excepcional. Nos llevamos el título tras vencer 2-0 la ida y tras un 0-0 en la vuelta, Gerd Müller y yo anotamos los goles. Creo que fue mi gol más importante para el Bayern. Los dos años anteriores no competimos en la Intercontinental a pesar de que teníamos derecho a hacerlo como campeones de la Copa de Europa. Las dos veces no pudimos por problemas de calendario. Por lo tanto, fue la primera Intercontinetal del FC Bayern. Hicimos historia.
Nieve y hielo en el partido de ida
Muchos sintieron lástima por los brasileños aquella vez en Múnich. Iban temblando y tiritando por el terreno de juego, no sabían lo que les pasaba. Veían su óxigeno teírse de nubes blancas, seguramente por primera vez en sus vidas. Su estrella, Jairzinho, preguntó si aquello era el fin del mundo, realmente fue un día de inverno de los que rara vez suceden. Ya de camino al estadio, nos hicimos una imágen de qué iban a pensar los brasileños de aquel clima. Y entonces, nuestro propio autobús se quedó atascado en la nieve. Tuvimos que salir y empujarlo para poder llegar a tiempo al partido. En el Estadio Olímpico, la calefacción del césped dejó de funcionar, por lo que la nieve se retiró con agua, con el resultado de que el terreno de juego quedó recubierto de nieve. Los brasileños estaban helados en el césped, lógicamente no llevaban pantalones largos. Fue una locura.
Un Kapellmann especialmente motivado
Ese día estaba especialmente motivado: No ocurre muchos días eso de jugar por la Intercontinetal. Cuando volvíamos de las vacaciones, No por nada siempre ganaba el test de Cooper: Siempre lo di todo por el FC Bayern porque le agradezco al club hasta hoy de haber podido estudiar medicina junto a mi carrera como futbolista. El privilegio de poder volar antes a casa por la uni me lo gané por buenas actuaciones y en aquella final tenía claro que tenía que hacer algo especial. Los goles llegaron al final: Recibí un paso atrás y disparé, pero el portero de los brasileños no reaccionó, solo estaba ahí, como congelado. Aquel día estaban servidos, sin duda, pero eso no debe menoscabar nuestra actuación.
Retrasos en el vuelo del partido de vuelta en Brasil
Antes del partido de vuelta, despegamos con retraso de Múnich por la niebla. En la escala en París tuvimos que quedarnos durante horas para que el mánager, Robert Schwan, pudiera confirmar si teníamos que dar media vuelta o seguir viajando. Llegamos a Río tras un viaje de 28 horas y pensé que fue casi aterrador y diferente a cómo me había imaginado que era Brasil: Mucho más oscura, lluvias incesantes y sin sol ni playas, nada de mar azul. En aquel entonces, no teníamos una idea de dónde estaba la ciudad. Llegamos a pocas horas del inicio del partido, completamente cansados del viaje. El entrenador, Dettmar Creamer, dijo que mejor que nadie durmiera, que mejor tomáramos un café y una tarta hasta que empezara. Sepp Maier consiguió paños fríos a través del peluquero del hotel. Yo tenía un método que sigo utilizando hoy en día como medio para descansar brevemente y volver a estar espabilado cuando toca. En general, pensé que estábamos en el fin del mundo.
El Bayern logra empatar a cero ante 114.000 espectadores
En el estadio había 114.000 personas bailando samba en las gradas bajo una lluvia atronadora. Cramer fue golpeado por una lata de Coca Cola antes del partido y tuvo que retirarse sangrando al vestuario, aunque no quiso saber nada de una posible suspensión del partido, queríamos pasar por todo a toda costa. Fue una locura lo que pasó en aquel entonces. Mantuvimos el 0-0 hasta el final y, después, Franz Beckenbauer fue jaleado, también por la prensa brasileña, con todo merecimiento: En aquell partido, volvió a ser el jugador en el que todos nos fijábamos. No dejo que nadie diga nada malo de Franz: Un capitán magnífico, único deportivamente, y como persona también es maravilloso. En ese partido nos hizo movilizar nuestra fuerzas una vez más. Lo viví mucho años después desde la cercanía. Franz Beckenbauer fue siempre un verdadero ejemplo. ¡Chapó, me quito el sombrero! Esa fuerza de superarse a si mismo cuando es necesario aún está dentro del club. Por eso creo que el FC Bayern también es favorito este año cuando toque luchar por la Copa del Mundo en el Mundial de Clubes".
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