El pasillo entre el despacho del entrenador, el vestuario y el campo del Allianz Arena está adornado con fotos de acción de los profesionales del FC Bayern. En formato vertical, a tamaño natural. Julian Nagelsmann camina a paso ligero junto a las grandes fotografías: Manuel Neuer, Thomas Müller, Robert Lewandowski, Leon Goretzka, una impresionante alineación de estrellas. Se dirige a su primera rueda de prensa como nuevo entrenador del FC Bayern. La última foto al final del pasillo no muestra a un jugador, sino el objeto de los deseos anuales de los muniqueses: La Ensaladera de Campeón.
Unos días más tarde, Nagelsmann acerca su silla a la sombra de la sombrilla antes de iniciar la conversación al borde del campo de entrenamiento de la Säbener Straße. ¿Qué se siente al estar finalmente sentado aquí como entrenador del Bayern? Nagelsmann sonríe: es una sensación agradable, dice. "Pero sólo será acogedor y cálido cuando gane títulos. Sólo entonces habré llegado realmente al Bayern. Hasta que eso ocurra, es una sensación inacabada". Unos días antes, Nagelsmann se lanzó de repente a participar a un entrenamiento con mucha velocidad. Cree que es bueno que los jugadores se den cuenta "de que uno es un modelo de entusiasmo por lo que hace, lo que incluye participar en los ejercicios a veces. Si quieres despertar el entusiasmo, tienes que irradiarlo. Además, me apetecía participar. Siempre me han gustado los entrenadores a los que les puedo pasar un balón, y no creo que eso limite de alguna manera mi autoridad como entrenador cuando los jugadores se dan cuenta de que: vale, nuestro entrenador se está divirtiendo con lo que nos está enseñando todo el día”.
Cuando algo no sale como él quiere, cuando se pierde un partido o una sesión no convence, por ejemplo, "me corroe", dice el nuevo entrenador del Bayern. "Entonces me cuestiono cuál fue el problema: si cometí errores de contenido y si esa es la razón por la que los jugadores no ejecutaron todo según el plan". ¿El mejor antídoto? Nagelsmann sonríe: "Fácil, no pierdas. Y como soy una persona positiva, asumo de que en el Bayern solemos ganar mucho más a menudo de lo que perdemos". En cuanto a la forma correcta de afrontar las victorias y las derrotas, una vez escuchó una frase que todavía hoy se toma a pecho: "Comparte las victorias, pero nunca las derrotas". Cuando algo va mal, nadie quiere saber nada, explica, "pero entonces tú, como entrenador, tienes que atraer el foco de atención aún más para demostrar que lo tienes todo bajo control y que sabes lo que hay que hacer". En cambio, en las victorias todo el mundo quiere estar en el foco, y como entrenador siempre da un paso atrás, describe Nagelsmann, "porque cada jugador se merece una parte del foco. Es entonces cuando doy un paso atrás y dejo a los chicos delante". En su opinión, no hay que hacerse más grande de lo que se es en ese momento como entrenador. "En general, odio que se juegue a algo con indiferencia de si se gana o se pierde. Juego todos los partidos para ganarlos, pase lo que pase". Por ejemplo, dice que su familia siempre quiere enseñarle que hay que saber perder a veces en el "Mensch ärgere dich nicht", pero él no quiere oír hablar de eso: "Quizá pueda aceptar perder a veces. Pero cuando empiezo a ser capaz de perder, ya no soy un ganador. Si no me importa cómo acaba algo, veo una película. No tengo ninguna influencia allí. Pero mientras tenga influencia en algo, quiero darle forma, y terminarlo en mi sentido".
Antes de marcharse, Nagelsmann se da la vuelta una vez más; en su campo de visión está la valla en la que él mismo recogía autógrafos de niño, el campo de entrenamiento en el que ahora da las órdenes y la entrada al ala de vestuarios donde le esperan sus jugadores. "Sólo ocurre una vez en la vida que puedas entrenar al club al que has estado apoyando desde que eras un niño, en tu país de origen", dice, "todo el paquete es absolutamente único". ¿Sabe cuál es el entrenador del FCB que estuvo más tiempo en el cargo? "Boah", dice Nagelsmann, reflexiona brevemente y pregunta con cautela: "¿Ottmar Hitzfeld, tal vez?". Cierto, el hombre sabe lo que hace. Hitzfeld estuvo seis años, Zlatko "Tschik" Cajkovski y Udo Lattek cinco años, que es lo que dura su contrato. "Un grupo bastante destacado, me gustaría ser uno de ellos algún día", dice el técnico de 34 años, y luego sonríe mientras su última frase nos recuerda al único bávaro que ha sido entrenador del FC Bayern aparte de él: "¡A ver!" En el mejor tono de Franz Beckenbauer. Julian Nagelsmann suena bien. Sin duda, podría encajar en las fotos del Bayern, también algún día en la alineación de estrellas, en vertical y a tamaño natural.
Temas de este artículo