
La celebración tras la excelente victoria como local por 3-0 fue el colofón perfecto para un domingo absolutamente triunfal. Y es que, al término de la 22ª jornada, el FC Bayern sigue liderando la clasificación.
Cogidos del brazo, nuestros jugadores saltaron juntos frente a la Südkurve del Allianz Arena, y los aficionados hicieron lo mismo. La chispa ya estaba encendida de antemano, a pesar de las gélidas temperaturas y la gran nevada. No en vano, la primera parte en particular había sido un espectáculo de fuegos artificiales, con goles de Eric Maxim Choupo-Moting, Kingsley Coman y el cumpleañero Jamal Musiala (20 años).
Mané amplía las opciones ofensivas
También fue reconfortante la reaparición de Sadio Mané tras su ausencia por lesión. Con el senegalés de 30 años, el ataque del FCB es ahora aún más peligroso de lo que ya lo era.
Y aún más notable: el triunfo fue una señal muy importante, una señal para la competición, antes de las semanas importantes que se avecinan, con el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League contra el París Saint-Germain (8 de marzo) como plato fuerte.
Con la voluntad absoluta de ganar
El hecho de que todo el mundo estaba desesperado por conseguir la victoria contra el Union era inconfundible en todos los aspectos. El ritmo era alto, el balón corría con fluidez, los caminos hacia la defensa rival se atajaban con determinación cuando era necesario.
Debido a la alta intesidad desde el inicio, el rival apenas tenía aire para salir al contragolpe. El resultado fueron ocasiones muy bien jugadas por el Bayern. Incluso el Eisern, siempre combativo, se dio cuenta rápidamente de que sólo podía rebotar en este muro rojo. Era la verdadera cara del Bayern.
