Fue el duelo de dos gigantes absolutos del fútbol en los octavos de final de la Champions League. FC Bayern contra París Saint-Germain: plantillas repletas de estrellas. Pero, a más tardar, cuando sonaron varios cánticos en las gradas en el minuto 86 del partido de vuelta disputado el miércoles por la noche en el Allianz Arena, quedó claro quién era estaba siendo el mejor esta temporada.
"¡Super Bayern, super Bayern - hey, hey!", cantaban los hinchas a pleno pulmón tras el 2-0, y el equipo se unió a ellos tras el pitido final, bailando cogidos del brazo frente a la Südkurve. Aficionados y equipo, juntos. Fue una imagen preciosa. La imagen que todos habían deseado después de estos dos grandes partidos.
Ahora está claro: ¡Mia san cuartos!
"El rival tiene una calidad brutal y estaba claro que nosotros también necesitamos a la afición. Jugamos con mucha pasión y actuamos como equipo. Esa es la clave contra el PSG", resumió el técnico Julian Nagelsman.
Las claves de la victoria
Las claves del éxito también fueron el compromiso, la disciplina, la determinación y la necesaria pizca de suerte o calidad. Todo el mundo estaba dispuesto a apoyar a sus compañeros, a recorrer largas distancias y a estar ahí cuando era necesario. Matthijs de Ligt y su acción en el minuto 38 fueron una prueba impresionante de ello. Fue sintomático de lo que distingue al FCB: la voluntad de luchar y la pasión por defender juntos.
"En un partido de fútbol como éste, siempre hay momentos en los que necesitas un poco de suerte", subrayó Thomas Müller, y añadió: "La mentalidad fue la correcta, luchamos los duelos y merecimos ganar". El guardameta Yann Sommer opinó: "Tenemos una energía súper positiva sobre el terreno de juego. Nos lanzamos a por todo y nos encanta defender nuestra portería".
Aunque el PSG, con Kylian Mbappé y Lionel Messi, siguió siendo peligroso en una o dos ocasiones en la primera parte, el Bayern reaccionó adecuadamente en el segundo periodo y tomó las riendas del encuentro por completo.
Choupo sigue siendo un fenómeno
Los goles de Eric Maxim Choupo-Moting (61') y Serge Gnabry (89') fueron lógicos. "Defendimos con mucha más paciencia en la segunda parte. Ganamos bien el balón y jugamos mucho mejor con la pelota. Fuimos claramente mejores y merecimos ganar", declaró Nagelsmann.
Sin embargo, la capacidad goleadora de Choupo sigue siendo un fenómeno y una baza que nuestro club puede seguir aprovechando. Por cierto, el delantero de 33 años no ha marcado contra ningún otro equipo con tanta frecuencia como contra su antiguo club, el PSG (tres veces). En total, fue su 17º gol en partido oficial y su cuarto gol en CL esta temporada: igualó así su récord personal de la temporada 2020/21.
En cuanto a asistencias, Leon Goretzka y João Cancelo lideran ahora la clasificación (4) tras sus asistencias del miércoles. Ningún otro jugador ha dado más asistencias en la Liga de Campeones que ellos. ¡Líderes!
Fuerte presión
Sin embargo, marcar un gol también es trabajar en equipo, lo que quedó especialmente patente en la presión ejercida sobre Marco Verratti antes del primer gol. El jugador del PSG, muy seguro con el balón, se vio presionado por Müller y Goretzka. "Sabíamos que podíamos presionar y robar en alguna ocasión. Simplemente, le arrebatamos el balón", recordó Müller con satisfacción.
Emotividad y calidad
Con el PSG, se ha superado un obstáculo importante en el camino hacia el título y, aunque el objetivo de levantar la Orejona sigue estando lejos, cada vez se es más consciente de que la calidad de la plantilla está a la altura de las más altas exigencias.
"Si combinamos la máxima codicia y emotividad con la calidad que tenemos, podemos lograr cualquier cosa", valoró Nagelsmann la perspectiva, probablemente todavía con los cánticos de la afición en sus oídos: "¡Super Bayern, super Bayern - hey, hey!".
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