18 disparos por 3 del Leverkusen, 70% de posesión del balón por 30 del rival, 714 pases por 322, 55% de duelos ganadas: cuando la noche del sábado caía sobre Fröttmaning, sólo había una estadística después de los 90 intensos minutos del partido entre los dos primeros clasificados de la Bundesliga que no reflejara la aplastante superioridad del FC Bayern. Por desgracia, era la más importante: El campeón récord alemán empató a uno (1-1) contra el vigente campeón, el Bayer 04 Leverkusen. «Creo que marcamos el ritmo del partido», declaró el director general deportivo del FCB, Max Eberl, quien, no obstante, también se mostró satisfecho con la impresionante actuación de su equipo. Con dos balones al palo, no faltó mucho para lograr una nueva victoria en casa.
Los muniqueses, en cambio, estaban menos contentos con el empate ante el Leverkusen, que se defendió a capa y espada durante 95 minutos. Aleksandar Pavlović, por ejemplo, lanzó con rabia sus espinilleras al césped del Allianz Arena tras el pitido final: «Dispusimos de muchas ocasiones, pero no obtuvimos recompensa al final porque quizás nos faltó ese empujón final de cara a puerta. Podemos estar satisfechos de cómo hemos jugado, hemos tenido el dominio durante todo el partido». Manuel Neuer, que volvió a la portería del Bayern y no tuvo que hacer ni una sola parada en 95 minutos contra los bicampeones, tampoco estaba satisfecho con los puntos: «Merecimos más, sin duda», dijo el técnico de 38 años: «Tuvimos las ocasiones y nos fastidió el gol que encajamos.» El FC Bayern también fue «claramente mejor equipo», según su capitán.
Como una banda de música en el Theresienwiese
Desde el saque inicial del partido en casa durante el Oktoberfest, los locales encerraron a su rival en su campo. El entrenador Vincent Kompany prefirió alinear inicialmente a Raphaël Guerreiro y Serge Gnabry en lugar de Konrad Laimer y Kingsley Coman con respecto al 0-5 de Bremen. El plan estaba claro: como una banda de música en el Theresienwiese, el FC Bayern quería ofrecer un buen espectáculo ante el Leverkusen desde el principio.
Sólo faltaba la llave decisiva que abriera el cerrojo defensivo del conjunto visitante. Jamal Musiala, que participó en casi todas las jugadas de ataque, ya había metido la llave en la cerradura y la giró una vez, cuando el defensa internacional Jonathan Tah volvió a cerrar la puerta con fuerza, apartando de su camino a Musiala justo a tiempo tras una mágica jugada individual. Michael Olise lanzó la falta por encima del travesaño del Leverkusen (22').
Sólo el conjunto muniqués continuó jugando, ejerciendo cada vez una mayor presión. La ventaja estaba en el aire como el olor de las almendras tostadas en la Budenstraße, pero curiosamente el gol lo anotaron los visitantes: tras el primer saque de esquina a favor del Bayer 04, Granit Xhaka cedió el balón ligeramente desviado a Robert Andrich, que marcó con el primer disparo a puerta del Bayer 04 desde 22 metros para poner el 0-1 en el marcador.
«¡Sabemos reaccionar ante los contratiempos!»
Con el gol a favor, el Leverkusen se animó un poco más y también mostró sus primeros tímidos ataques, pero todos ellos fueron cortados de raíz por la sobresaliente defensa del Bayern, liderada por Minjae Kim, que se mostró enormemente contundente en los duelos. «Hemos demostrado que sabemos reaccionar ante los contratiempos», declaró encantado Max Eberl, director general deportivo del FCB. Por fin, un centro de Olise fue cabeceado por la defensa visitante a los pies del muniqués Aleksander Pavlović, cuya volea fue alcanzada por Lukáš Hrádecký, que llegó a tocar el balón con la punta de los dedos, pero el esférico se metió en el fondo de la red por la escuadra de la portería para lograr el empate (1-1, 40').
El centrocampista reveló que el «maravilloso gol» (Max Eberl) no fue tan difícil como parecía: «Nos animamos los unos a los otros, nos mantuvimos positivos, seguimos adelante y entonces marqué mi gol. Sólo pensé: ahora voy a marcar».
Dos goles, dos asistencias
Tras la pausa, el equipo de Vincent Kompany se las arregló para tocar su música de marcha con más fervor, más fuerte y con mayor determinación. Pero el Leverkusen simplemente no quiso bailar. Al contrario: el área visitante parecía estar gafada esta noche. Así lo demostró la ocasión de Serge Gnabry, cuyo primer intento tras un centro de Kane se estrelló primero en el poste y después en el larguero (49'). «Hoy hemos jugado contra un equipo de primera categoría y podemos estar satisfechos con nuestro juego, lo tuvimos bajo control en su mayor parte», declaró Gnabry.
Cuando Olise tampoco pudo batir a Hrádecký desde una posición prometedora, porque el portero visitante se las arregló de alguna manera para meter la pierna en el disparo a bocajarro, fue casi desesperante para los fervientes aficionados del Bayern (58'). «Fue impresionante ver», dijo Eberl, «que queríamos ganar. Al final, sólo nos faltó ese puntito final».
Piernas frescas en ataque
Kompany sacó a la cancha piernas frescas en ataque con Coman, Laimer, Sané y Müller poco antes de la hora de juego -Harry Kane tuvo que salir lesionado-, pero el resto de oportunidades también se esfumaron por simple falta de suerte en el remate y porque el Leverkusen luchó con uñas y dientes por el empate. «La presión fue buena, también la forma en la que recuperamos el balón en las segundas jugadas y generamos ocasiones. Dispusimos de buenas ocasiones. Es una pena no haber ganado, pero nos quedan muchos partidos», declaró Vincent Kompany.
El estado de ánimo del Oktoberfest fue rescatado en última instancia por Christoph Freund. «No tenemos que sentirnos perdedores», tranquilizaba el director deportivo del FCB. «Al final fue un muy buen partido, aunque no estemos contentos con el resultado. Pero eso pasa en el fútbol».
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