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Thomas Müller sonríe y levanta el pulgar
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Uno de los nuestros: homenaje a Thomas Müller

No hace falta molestarse demasiado para encontrar cientos de Thomas Müller. De los cerca de 400.000 socios del campeón récord alemán, 90 se llaman Thomas Müller. Y un Thomas Müller no es una estrella brillante, un modelo de Instagram o una superestrella tatuada. Es Thomas Müller. Es uno de los nuestros.

Sin embargo, también es único, un icono, una leyenda del club. Sus cabalgadas no están escritas en ningún libro de texto, marca goles que a veces parecen imposibles desde el punto de vista físico. Sin embargo, Müller nunca fue un niño prodigio como Lionel Messi o una potencia pura como Cristiano Ronaldo, ni posee una elegancia futbolística sobresaliente. Más bien, lo que le caracteriza es su enorme eficacia sobre el terreno de juego. Thomas Müller ganó dos veces el triplete, se proclamó campeón del mundo y de la Champions League, porque siempre golpeaba el balón con cualquier parte de su cuerpo, impulsado por una ambición desmedida y una determinación absoluta por ganar, a la que ningún compañero puede ser ajeno, y que tarde o temprano termina arrollando a equipos enteros.

Nacido en Weilheim y criado en Pähl am Ammersee, Müller aporta algo casi extinto en el fútbol moderno: autenticidad. Müller no finge. Müller es quien es: realista, directo, divertido, a veces gruñón, siempre auténtico. Una mezcla bávara de calidez, picardía y encanto, cautivador y extraordinariamente normal. Un futbolista apasionado que también es querido lejos de Baviera porque encarna algo muy especial: el calor familiar, el humor natural y la identidad incondicional. El «Mia san mia», los valores que también conforman la base de su FC Bayern.

Ante todo, alegría y desparpajo

Müller nunca fue el más rápido. Nunca fue el que tenía el mejor pie. Ni el que dribla a sus rivales con tres regates seguidos. Técnicamente más bien sólido. Y, sin embargo, su vitrina está llena de títulos. «Thomas ha aprovechado al máximo sus cualidades», dice Karl-Heinz Rummenigge con orgullo. Y el descubridor de Müller, el entrenador Hermann Gerland, afirma: «Nadie podría haber augurado la carrera de Müller. Si alguien se levanta y dice: 'Yo lo sabía', miente».

Müller es una mezcla de instinto, inteligencia y una voluntad incombustible. Y por encima de todo esto, por muy tensa que sea la situación, existe una auténtica alegría y un desparpajo que le permiten volar una y otra vez, incluso en los partidos realmente importantes. Müller sabe dónde va el balón antes que el propio balón. Su punto fuerte es el conocimiento intuitivo y rápido de la situación dentro del área. Su olfato de gol es producto de la comprensión del juego, la experiencia y el coraje para ir donde hace daño. Müller abre espacios que nadie ve. «Si Messi es un mago, Thomas es la chistera: nunca sabes qué sorpresa va a aparecer», dice en pocas palabras el antiguo seleccionador nacional Jogi Löw.

Thomas Müller aplaude al público
© Imago

El último partido de Champions League con la camiseta del Bayern bajo la lluvia incesante en Milán fue el 163º encuentro de Müller en la categoría reina. Lionel Messi también tiene esa cifra, y sólo otros dos futbolistas cuentan con más participaciones en la competición futbolística más exigente del mundo (Cristiano Ronaldo: 183, Iker Casillas: 177). El entrenador Pep Guardiola dice que Thomas Müller encarna una especialidad del fútbol mundial que hoy ya no existe: Después de marcar un gol, otros goleadores corren hacia la afición y el banderín de córner para celebrarlo. «Thomas corre a abrazar a sus compañeros».

Porque Müller nunca se considera más importante que el juego. Sabe reírse de sí mismo. Habla como juega: con franqueza, sin inmutarse, con eficacia. Porque nos lo demuestra: No tienes que ser un gran jugador desde muy joven. Ni tener las mejores condiciones. Si tienes corazón, inteligencia y una gran voluntad, todo es posible. Müller es la viva demostración de que la pasión y la entrega pueden hacer ganar títulos. En un mundo en el que algunos jugadores parecen reemplazables, Müller es inconfundible.

Sueños procedentes de pueblos pequeños

Thomas Müller no es una leyenda porque sea perfecto hasta el último detalle. Es una leyenda porque es humano. Porque nos demuestra que los grandes sueños también pueden surgir de pueblos pequeños, y que pueden hacerse realidad a base de carácter, dedicación, constancia y voluntad.

Haz clic aquí para ver la entrevista con Thomas Müller antes de su último partido en casa: 

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