Se respiraba en el ambiente. De alguna manera lo percibieron los aficionados en las gradas, los suplentes en el banquillo y quizás incluso sus compañeros sobre el terreno de juego. Cuando Leroy Sané empezó a regatear en su posición de media punta en el minuto 53 del partido de ida de las semifinales de la Champions League contra el Real Madrid, una brisa fresca recorrió de repente el estadio en esta apacible tarde primaveral. Joshua Kimmich seguía corriendo detrás de su compañero, pero Sané hacía tiempo que había tomado una decisión: Llegaría solo hasta la portería.
Un murmullo recorrió el estadio. Todo el mundo sospechaba lo que estaba a punto de ocurrir: era evidente y, sin embargo, casi imposible de defender. Sané se abalanzó a toda velocidad hacia su adversario Ferland Mendy, le hizo entrar en el nirvana, se hizo con el balón delante de él y lo lanzó a la escuadra. En la esquina de la portería. ¿Un error de Andrij Lunin? Tal vez. Pero no se le puede culpar: ¿qué podía haber hecho contra semejante potencia, precisión y frialdad inquebrantable?

Los espectadores se abrazaron en señal de júbilo, mientras el propio Sané celebraba su éxito con el puño cerrado y un salto al cielo frente a la Südkurve. Sus gritos eran para los aficionados. Toda la tensión, toda la presión que pesaban sobre este partido dieron paso a la pura redención en este segundo. Fue uno de esos momentos especiales en los que Sané puso sobre el terreno de juego toda su clase, su pasión y su indomable garra, un instante que quedará grabado en la memoria de los aficionados.
La especialidad de Sané: el regate
Todos los defensas rivales le respetaban precisamente en esas situaciones de uno contra uno, y con razón. Con su velocidad, su técnica y sus ganas absolutas de marcar, el atacante de 1,83 metros de altura representaba una amenaza constante, sobre todo en situaciones de transición rápida. Así lo demostró de manera impresionante en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League contra el Arsenal FC (2-2) en la temporada 2023/24. Tras un pase de Joshua Kimmich, el número diez hizo un túnel a su oponente y luego bailó entre media zaga londinense, que sólo pudo detenerlo con una falta dentro del área. Harry Kane transformó el penalti resultante para dar al Bayern una ventaja de 2-1, un momento clave en un partido en el que las cualidades de Sané marcaron la diferencia.

Gol y doble pared
El extremo no sólo impresionó con brillantes acciones individuales, sino también por su fino instinto para interpretar a sus compañeros y manejar las situaciones. El gol en propia meta de Danilo d'Ambrosio fue el resultado de una extraordinaria jugada combinada que Sané inició con gran visión de juego. Rodeado por tres adversarios, encontró en el centro a Kingsley Coman, que le cedió el balón con elegancia a Sané con un solo toque. Tras otra rápida pared con el francés, el número diez del Bayern envió el balón raso al centro, obligando a d'Ambrosio a marcar en propia meta. Dos jugadas a la vez, un fútbol perfecto a un toque y un ataque que desbordó incluso a la bien coordinada defensa interista.

Más de 35 km/h: Sané, un regateador imparable
La «S» de Sané significa «Speed» (velocidad): una vez que el extremo enciende el turbo, es casi imparable. Esta temporada ya ha alcanzado la impresionante velocidad de 35,3 kilómetros por hora. Sólo un futbolista del Bayern fue un poco más rápido en la última temporada de la Bundesliga: Alphonso Davies alcanzó la impresionante cifra de 36,2 kilómetros por hora.

Sané demostró de forma impresionante la velocidad que puede imprimir al terreno de juego en la Supercopa de 2022 contra el RB Leipzig. Su gol que supuso el 5-3 final permanece en la memoria de muchos aficionados hasta el día de hoy: en el octavo minuto del tiempo añadido, esprintó tras un balón largo desde su propia área, irresistible, imparable. Con un elegante gancho, dejó que su rival corriera al espacio, superó al guardameta Péter Gulácsi y coló el balón por el palo izquierdo. Un gol que no sólo demostró de forma impresionante su velocidad, sino también su técnica y su sangre fría: un momento típico de Sané.
Un arma a balón parado
Sané ni siquiera tenía que aparecer directamente frente al área rival para destilar peligro de gol: sus cualidades se desplegaban a menudo desde medio campo o en situaciones a balón parado. Con sensibilidad, precisión y una gran pegada, lanzaba los lanzamientos de falta por encima de la barrera y los introducía en la portería. Por ejemplo, en el partido de la Copa DFB de 2021 contra el Holstein Kiel, cuando marcó un golazo de falta que supuso el 2-1 para el Bayern. También demostró su clase en el partido de la Champions League contra el Benfica de Lisboa en el mismo año: su lanzamiento directo de falta para dar al Bayern una ventaja de 1-0 fue un auténtico hito. Su gol en la victoria a domicilio por 7-0 en Bochum no fue menos impresionante: desde unos 25 metros, no dio ninguna opción de defensa al guardameta del VfL, Manuel Riemann.

En enero de este año, el TSG Hoffenheim también experimentó la potencia y precisión que Sané aportaba a sus remates. A los cinco minutos, Thomas Müller jugó inteligentemente el balón en el área para Sané, que remató con potencia al fondo de las mallas desde la derecha. No es de extrañar que los aficionados eligieran este gol como el gol del mes de enero del FC Bayern.
Goles, asistencias, partidos: El récord de Sané en el FC Bayern
En sus cinco años en Múnich, Sané disputó 223 partidos sobre el terreno de juego, en los que marcó 61 goles y dio otras 55 asistencias. De este modo, el atacante ha contribuido decisivamente a los éxitos del Bayern en los últimos años. Con su habilidad, pasión y muchos momentos inolvidables, ha hecho vibrar a los aficionados y ha dejado su huella en el FC Bayern.
¡Gracias por cinco años maravillosos, Leroy!
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