
El balón se detiene este martes en la concentración del FC Bayern en Orlando. Mientras afuera el sol de Florida aprieta y se acerca el próximo partido del Mundial de Clubes (¡el sábado, ante el PSG!), dentro se hacen cálculos, se traducen textos y se repasa. Tres jóvenes talentos del campeón récord alemán están concentrados en una sala de reuniones. Frente a ellos no hay un plan táctico, sino material escolar. El reto: no solo rendir en un torneo internacional y ganar experiencia con los profesionales, sino también estudiar matemáticas, inglés o teoría del deporte. Excepto en los días de partido, tienen clase todos los días… incluso en Florida.

«A veces es una situación excepcional», reconoce David Santos Daiber, de 18 años, alumno del instituto deportivo München-Nord. El centrocampista está a punto de terminar el bachillerato y pasa estos días en Orlando no solo con las botas puestas sobre el césped de entrenamiento, sino también con la tablet en clase. En el horario de hoy figuran teoría del deporte, arte y matemáticas: tres asignaturas, tres mundos… y una estructura clara. «Me he acostumbrado a esta doble exigencia», afirma Santos, que incluso lee sus libros de texto, en alemán e inglés, en su habitación del hotel del equipo. «Pero hace falta disciplina.»
Aula improvisada en la sala de reuniones
La sala en la que los jóvenes jugadores se reúnen cada día con el profesor Fabian Cichlar suele estar reservada para las charlas del primer equipo. Ahora hace las veces de aula. Cichlar conoce bien a los jugadores: también en el FC Bayern Campus forma parte del equipo que apoya a los internos en sus tareas escolares, les da feedback y resuelve dudas. Muchas veces, la iniciativa parte de los propios futbolistas. «Yo simplemente digo lo que necesito», explica Santos, «y me ayudan de maravilla».

Su compañero Lennart Karl se está preparando actualmente para obtener el título de secundaria, que quiere conseguir el año que viene. El décimo curso en el instituto de secundaria de la calle Rockefeller, en Múnich, es su recta final: tras graduarse y cumplir los 18 años, quiere salir del internado. «Aquí hacemos tareas todos los días», cuenta Karl desde Florida. Sus compañeros de clase en Múnich están ahora realizando sus prácticas escolares, así que el plan de estudio es manejable. Aun así, aprovecha el tiempo de forma responsable: «Uno no puede engañarse a sí mismo, eso no sirve de nada en la escuela». Ahora le toca matemáticas: junto a Santos repasa contenidos y recibe el feedback del profesor.
«Una experiencia genial»
El joven de 17 años describe el torneo como una oportunidad única: «Es muy guay jugar en estos estadios. Te enfrentas a rivales especiales». En el tiempo libre, toca jugar: en la PlayStation, al teqball o al baloncesto. «El ambiente es muy bueno, también pasamos mucho tiempo con Tom Bischof o Aleks Pavlović». Pavlović es más que un simple compañero de equipo, como confirma también Santos: para los más jóvenes es una referencia, tanto dentro como fuera del campo.

Cassiano Kiala, de 16 años, también estudia en el instituto München-Nord, al igual que Santos. De lunes a jueves tiene clase hasta las 16:30 h y después, entrenamiento en el Campus. «A veces tengo que correr para coger el bus, es un poco estresante». Todo queda supeditado al gran sueño de convertirse en futbolista profesional. También en su caso, la organización escolar durante el Mundial de Clubes funciona como un reloj. Hace poco escribió un examen de matemáticas desde Orlando, y hoy tiene la prueba de nivel de español. Recibió apoyo previamente por videollamada desde Múnich, con su profesora de idiomas Ann-Kathrin Weißenbach del Campus, y la víspera, en persona, con el entrenador Max Steegmüller. «Esta nota es muy importante, tengo que mejorar», afirma.
Luego tocarán preparativos para inglés —«por suerte no tengo nada más de otras asignaturas, pronto empiezan las vacaciones de verano». A pesar de la carga, en él también prevalece la ilusión por vivir esta experiencia en el torneo: «Es una pasada poder vivir esto», dice Kiala, que se mudó en verano de 2024 con su familia de Berlín a Múnich. «Soy del Bayern desde que tengo memoria». También Santos sonríe con el tema: «Es un honor estar aquí».

Además del deporte, Kiala tiene un interés especial por las matemáticas y la historia; Santos, por inglés, alemán y política; y Karl, sobre todo por el inglés. «Los idiomas siempre vienen bien, incluso siendo futbolista. Aquí en Orlando, por ejemplo, nuestras reuniones son en inglés», explica Lenny.
Aprender para la vida… también fuera del campo
Ya sea el Bachillerato alemán, el título de la escuela secundaria o una certificación lingüística, el enfoque en la educación académica sigue siendo prioritario en el FC Bayern, incluso durante las fases de torneo. El apoyo intensivo y el entorno profesional ayudan a los talentos a compaginar con éxito ambos mundos. Santos lo resume así: «Quiero tener un buen Bachillerato, sólido, no solo aprobar por los pelos. Y todos queremos ser profesionales. Pero si algo no sale bien, al menos tenemos un título bajo el brazo». Y quién sabe, quizá también pronto el primer gran título internacional.
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