
La gran incógnita era el estado físico del equipo tras el enorme esfuerzo de París, donde el Bayern jugó 45 minutos en inferioridad numérica. Solo cuatro días después del triunfal 1-2 ante el vigente campeón de la Champions League, tocaba otra dura prueba: viaje a la capital alemana para medirse al Union Berlin, un rival incómodo en un estadio con gran ambiente, ante el que la temporada anterior no había pasado del 1-1. Y también esta vez se escapó la victoria en Köpenick: en el 2-2 (1-1), el conjunto muniqués logró empatar recién en el segundo minuto del tiempo añadido.
«Es un punto ganado»
«Por cómo se dio el partido, es un punto ganado. Sabíamos que iba a ser un encuentro difícil, con muchos duelos y jugadas a balón parado», señaló Christoph Freund, director deportivo. «El Union lo hizo muy bien, fueron muy agresivos».

Parecía casi como si el entrenador Vincent Kompany hubiera previsto exactamente cómo se desarrollaría la tarde del sábado. El Union no se mostró en absoluto intimidado, sino impulsado por los cánticos ensordecedores de una atmósfera impresionante en el Alte Försterei, y motivado hasta la médula. El décimo clasificado no pensó ni por un momento en someterse al poder del líder, que buscaba su 17.ª victoria consecutiva en partido oficial y el décimo triunfo seguido en la Bundesliga. No, el conjunto berlinés luchó desde el primer minuto por cada centímetro de un césped algo maltrecho, sin recurrir por ello a métodos antideportivos. «Por suerte, pude preparar a mis jugadores durante tres días para este partido», explicó Kompany. «Esperaba exactamente esto, no me sorprendió en absoluto. En la primera parte no estuvimos en el partido. Fue demasiado poco de nuestra parte».
El cambio de marcha no llegaba
Al Bayern se le notó la dificultad de pasar página tras los elogios recibidos por el glorioso 2-1 en París y volver a poner las manos en el motor del fútbol, en lugar de seguir disfrutando del escaparate. El equipo berlinés estuvo más despierto, más rápido en las reacciones y, al parecer, perfectamente preparado para el desafío ante el campeón alemán. El Union apenas concedió espacios en defensa, cerró las líneas del medio campo con precisión quirúrgica y no solo se limitó a correr: también atacó. Ilyas Ansah, que cumplía 21 años, cabeceó a la red tras el segundo córner de los «Eisernen» para adelantar a su equipo —aunque el Bayern tuvo fortuna, ya que el delantero estaba ligeramente en fuera de juego en el pase previo (minuto 9).
836 minutos sin ir por detrás en el marcador
Pero ni siquiera ese susto bastó para despertar a un Bayern que seguía mostrando cierta pasividad. Al contrario: el Union volvió a celebrar, y esta vez sí contó. Danilho Doekhi disparó desde el borde del área, entre una maraña de piernas, y firmó el 1-0. Era territorio desconocido para el FC Bayern esta temporada: el primer gol encajado en contra tras 836 minutos y la primera vez que el campeón alemán se marchaba al descanso por detrás en cualquier competición. Y, a la vista de las estadísticas, no fue inmerecido: hasta ese momento, el Union acumulaba 5-0 en tiros a puerta, 68-32 % de posesión, 3-0 en córners y 8-2 en centros. ¡Los aficionados bávaros no daban crédito!
Sin embargo, los visitantes empezaron poco a poco a asumir la batalla de Köpenick, empujaron al Union hacia su área y por fin disfrutaron de largas fases de posesión. No fue hasta el minuto 33 cuando el campeón dispuso de su primer disparo a portería, obra de Harry Kane: nunca antes en la temporada había tardado tanto el Bayern en intentarlo. Como la zaga berlinesa no dejaba espacios, tuvo que aparecer la genialidad: un pase impreciso de Josip Stanišić lo rescató Luis Díaz con una entrada en la línea de fondo, y desde un ángulo imposible elevó el balón por encima del portero Rönnow hasta colarlo bajo el larguero. Seis goles y cuatro asistencias de Lucho: en los primeros diez partidos de Bundesliga, solo Harry Kane (20) y Miroslav Klose (13) habían participado en más tantos vistiendo la camiseta del Bayern.
El césped frena el gol del Bayern
Y Díaz aún tuvo en sus botas el tanto número doce de la temporada, pero tras una gran asistencia de Kane, el colombiano se enganchó en el irregular césped cuando encaraba al portero, y su disparo se marchó desviado. El Bayern estaba ya metido de lleno en el partido, el Union tambaleaba… y llegó a caer: tras un potente disparo de Olise, el balón rebotó en Rönnow y cayó a los pies de Dayot Upamecano, cuyo intento parecía marcharse fuera hasta que Harry Kane lo empujó a la red. Sin embargo, el gol fue anulado por fuera de juego.

Por fin, la balanza empezó a inclinarse del lado del favorito. Circulación de balón, intensidad en los duelos, combinaciones rápidas, presión, eficacia, agresividad… el Bayern mostraba ahora todas sus virtudes. Sin embargo, el Union, impulsado sin descanso por el estruendo de su afición, se aferraba al partido con uñas y dientes: 75 % de posesión para los visitantes, 231 pases frente a 75, y una precisión del 87 % frente al 57 %. Todo apuntaba a que el gol de la remontada estaba al caer. Pero el Union corría cinco kilómetros más en total, seguía manteniendo su portería cerrada y, además, contó con la fortuna del esforzado: tras un centro a balón parado, Harry Kane intentó despejar en su propio área, pero cabeceó el balón directamente sobre la rodilla de Danilho Doekhi, que no perdonó: 2-1 para el Union (83’).
«No es fácil enfrentarte a un rival que juega todos los balones largos, que pelea cada segunda jugada y saca provecho de las jugadas a balón parado, donde son realmente fuertes y generan ocasiones», explicó Joshua Kimmich. «Y no es sencillo resistir ante eso».
El arreón bávaro trajo la recompensa
El gol encajado no frenó la ofensiva final del Bayern. Todo lo contrario: los de Kompany desataron un auténtico vendaval hacia la portería berlinesa, impulsados por su fe, su fortaleza y la convicción de que el empate aún era posible. Y llegó: un centro perfecto del recién ingresado Tom Bischof encontró a Harry Kane, completamente libre de marca, que cabeceó a la red en el descuento para el 2-2, su gol número 19 de la temporada y el 75.º en 73 partidos oficiales con el Bayern. Un tanto que fue pura muestra de mentalidad y calidad. «Fue un partido difícil, pero sabíamos lo que nos esperaba», reconoció Kane, exhausto. «Tuvimos que luchar y mantener la calma, y lo hicimos. No fue nuestra mejor actuación, pero conseguimos un punto al final».
No llegó, pues, la 17ª victoria consecutiva, pero sí el 19º partido de Bundesliga sin perder. Así lo resumió Christoph Freund: «Al final del día, es un punto ganado. El equipo mostró una mentalidad increíble, marcó el empate en el último suspiro y demostró que no quiere perder». Joshua Kimmich añadió: «Ahora mismo hace falta mucho para ganarnos. No es fácil: hay que aguantarnos durante 97 minutos. Para nosotros era importante no perder este partido.» Y el capitán Manuel Neuer se despidió hacia el parón internacional con una conclusión tan breve como poderosa: «La fe», dijo, «siempre está en nuestras cabezas».
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