El fútbol fue otro gracias al "Kaiser". Marcó el destino de este deporte como casi ningún otro. Pero, ¿qué caracterizaba a Franz? Hemos analizado al Franz Beckenbauer jugador en la revista del club "51".
Qué preciso y fino era, sobre todo, el pie derecho de Franz Beckenbauer. Especialmente con el exterior distribuía el cuero por todo el campo. Sus compañeros estaban acostumbrados de recibir los pases medidos, lo que facilitaba una construcción del juego más flexible y dificultaba la defensa al rival. Cabe recordar que Franz jugaba al hueco, no al pie. De esa manera Beckenbauer obligaba a sus compañeros a realizar un juego activo, dinámico.
Elegancia afrontando los duelos
Pero Beckenbauer no solo lideraba las acciones de ataque con soltura y elegancia, sino que también sin balón defendía sin caer en las faltas rudas o antideportivas. Franz se anticipaba en los balones divididos, con una sincronización e inteligencia destacada, lograba recuperar el balón en la mayoría de las ocasiones.
Inteligencia, posicionamiento táctico y velocidad. Beckenbauer medía perfectamente al rival para frenar su arrancada y, aún por entonces legal, retroceder el esférico a las manos del portero. Esa combinación de excelencia técnica y táctica, unida a otras reglas en aquel fútbol, hacían a Beckenbauer un defensa infranqueable para los delanteros rivales. Así lo reflejan las estadísticas: en 582 partidos solo vio 4 amarillas y ninguna roja. Por comparar con Philipp Lahm, el otrora capitán del FC Bayern vio 49 amarillas en 652 partidos.
Maestro de la pared
Pese a ser defensa, su juego con balón estaba orientado a la meta contraria merced a su buen regate y sus medidos pases. Los aficionados de la época solían ver a Beckenbauer agarrar el cuero en su área, regatear al primer rival y buscar un pase al hueco en el centro del campo. Pero el Kaiser no se quedaba frenado, seguía avanzando para ofrecer una pared al compañero. En muchas de esas paredes su compañero era Gerd Müller. Los equipos rivales tenían muchas dificultades para frenar esas arrancadas y paredes en tres cuartos de campo. Por un lado Beckenbauer ejecutaba sus acciones ofensivas con una gran velocidad, por otro, siempre generaba superioridad en las acciones de ataque. La dinámica y capacidad para recuperar y sacar el balón orientado a zonas de peligro para el rival con la mayor celeridad posible aumentaban exponecialmente la efectividad del equipo.
Ejemplo para los defensas modernos
Como líbero situado detrás del mediocentro defensivo, Beckenbauer mostró todo su potencial futbolístico y se convirtió en el icono deportivo que sigue siendo a día de hoy. Fue el paradigma del líbero: como hombre libre en defensa, era el encargado de alejar los balones más peligrosos y tener controlado al rival. Esa forma de defender la portería y de alejar a los atacantes no frenaban su gran orientación ofensiva. La imagen tradicional de Beckenbauer en el césped es cortando un balón y rápidamente levantando la cabeza para comenzar el ataque de os suyos. Era el motor de su equipo. Hacía lo que hoy piden los entrenadores a sus centrales: tocar atras, sacar la pelota jugada, Beckenbauer conocía perfectamente los espacios y los usaba para regatear sin peligro. Su técnica y buen manejo del esférico quedaban patentes en cada acción. Con Beckenbauer, la primera línea de presión rival era superada con facilidad y el ataque comenzaba de inmediato en el centro del campo.
Pero Franz tampoco descartaba despejar y alejar el peligro cuando la situación lo requería. Esa mezcla entre acento ofensivo y trabajo defensivo han hecho de Beckenbauer un auténtico modelo para los defensas modernos.
Texto: Markus Brunnschneider, responsable del área de análisis táctico del juego, Scouting y planificación de plantilals en el Instituto de fútbol internacional.
Más sobre Franz Beckenbauer en el número de febrero de nuestra revista "51":
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