Cuando Luis Díaz baile por primera vez sobre el césped del Allianz Arena con el balón en los pies, su camino parecerá casi inevitable, como si su talento le hubiese llevado hasta uno de los teatros futbolísticos más grandes de Europa. Pero quién sabe dónde habría acabado su historia de no haber sido por su inquebrantable determinación de desafiar a su destino. Nacido en Barrancas, un pueblecito polvoriento del remoto norte de Colombia, Díaz creció en una región donde el fútbol sigue siendo más un sueño que una perspectiva tangible.
«Allí hay muchos buenos jugadores», recordó Díaz en una entrevista con New York Times. «Pero es difícil marcharse, dar el paso y realizar el sueño. No pueden irse por motivos económicos o familiares. Y eso significa que perdemos a muchos jugadores de talento». Palabras que resuenan con una tranquila melancolía, y la constatación de que él es uno de los pocos que lo han conseguido. En una región donde el fútbol sigue siendo un sueño lejano para muchos, porque falta dinero, las perspectivas son escasas y apenas existen infrestructuras.

El hecho de que no sea uno de los perdidos tiene mucho que ver con su padre. «Ya con cuatro años, Luis sólo quería estar en el campo», cuenta Luis Manuel Díaz a Telegraph. «En cuanto pudo andar, ya daba patadas a las piedras. Siempre decía que quería ser futbolista profesional». Luis Manuel Díaz era un futbolista de talento, «muy bueno», dice su hijo, y fue él quien fundó una escuela de fútbol en Barrancas: La Escuelita. Allí, Díaz no sólo aprendió el juego, sino que también recibió algo poco propio en su mundo: un camino estructurado. Un padre que lo entrenaba. Un pueblo que creía en él. Un talento que se hizo visible. Aprovechó su oportunidad y se convirtió en lo que muchos en su país nunca pudieron llegar a ser: un profesional, un jugador internacional, un símbolo de que el sueño es posible si alguien lo apoya.
El ascenso vertiginoso de Luis Díaz: de Barranquilla a Oporto
La carrera de nuestro nuevo fichaje, al que todos llaman simplemente «Lucho», comenzó en el FC Barranquilla, a seis horas en coche de Barrancas, su ciudad natal. Un largo camino, no sólo geográfico, sino también figurado: porque fue aquí, en el equipo de segunda división de la costa caribeña colombiana, donde Díaz empezó a hacerse un nombre. Con su intrépido entusiasmo por el juego, no tardó en llamar la atención... y despertar deseos. Tras sólo una temporada en el primer equipo, el ágil extremo izquierdo pasó al Atlético Junior, uno de los grandes clubes tradicionales del país. Allí, Díaz se hizo un hueco en el corazón de la afición, ganó el campeonato dos veces consecutvias y dejó claro que no estaba ni cerca de su objetivo.

En 2019, Luis Díaz dio el salto al otro lado del Atlántico: de la costa caribeña de Colombia directamente al duro clima del fútbol profesional europeo. En el FC Porto comenzó un nuevo capítulo para él: un entorno familiar se convirtió en su hogar, pero el juego se hizo más rápido y la presión más intensa. Pero en lugar de flaquear, el colombiano siguió su propio camino, sin inmutarse. Con cada movimiento de su cuerpo, cada carrera por la banda, cada regate valiente, demostraba: yo pertenezco aquí. Aprendió y creció con sus retos, no de la noche a la mañana, sino con la tenacidad de un jugador que nunca ha olvidado el largo camino desde Barrancas. Mientras otros dudaban, él perseveraba. Oporto se convirtió en un trampolín, Europa en un escenario, y Díaz en un símbolo de lo que la determinación, el apoyo familiar y la confianza en uno mismo pueden conseguir.
Estas raíces siguen explicando por qué ninguna carrera le parece demasiado larga, ningún metro demasiado lejos. Aunque en ataque brilla sobre todo como un torbellino de regates, hace tiempo que es algo más que un artista ofensivo: es un luchador y un alborotador. Díaz persigue a sus rivales a toda velocidad, corta las líneas de pase e interrumpe el juego de construcción con una persecución implacable. No piensa en términos de zonas, sino de responsabilidad: se mueve en situaciones de transición con la velocidad del rayo, cierra los espacios dejados por otros y así asegura el juego colectivo.

Su gran predisposición a correr y su ética de trabajo sin concesiones lo convierten en un jugador que encaja a la perfección en el agresivo sistema de pressing del FC Bayern. Ataca con determinación a los rivales que tienen posesión del balón, corre hacia ellos con astucia, les obliga a cometer errores y pasa al contragolpe a la velocidad del rayo tras recuperar el balón. Díaz encarna esa rara mezcla de juego y disciplina, instinto y estructura. En un sistema basado en la posesión del balón, la recuperación activa y la defensa de hombre a hombre, él aporta exactamente el trabajo duro y la vigilancia que se necesitan.
Estilo de juego y puntos fuertes de Luis Díaz
Con el balón en los pies, Díaz avanza sin concesiones, dinámico, decidido y con la mente puesta en el gol. En cuanto arranca, lo tiene claro: actúa con instinto, decisión y potencia. Este diestro de 1,80 metros es un extremo que abre espacios. Persigue el balón por todo el campo con la velocidad de un cohete, desmarcándose de los rivales y llevándoles a duelos uno contra uno que rara vez acaban bien para ellos. Díaz despliega toda su potencia, sobre todo en las transiciones: Con sólo unos pasos, se escapa, abre huecos en las defensas y pone en alerta a las líneas defensivas. Gracias a su bajo centro de gravedad, es especialmente ágil y domina los cambios rápidos de dirección sin esfuerzo.

Luis Díaz dio un paso decisivo en su desarrollo deportivo en el FC Porto. Ya había llamado la atención en sus dos primeras temporadas con constantes cifras goleadoras de dos dígitos, pero en la primera mitad del curso 2021/22 sorprendió a todos. Con 14 goles y cinco asistencias en solo 18 partidos de liga, se convirtió en el futbolista ofensiva más espectacular de la Primeira Liga. El Liverpool FC se hizo con los servicios del extremo en invierno de ese mismo año... y el colombiano no decepcionó a nadie. En su primera media temporada con los Reds, se clasificó para la final de la Champions League (0-1 contra el Real Madrid).
Donde los partidos se inclinan, donde los segundos deciden y un momento marca la diferencia, ahí es donde Díaz se encuentra más cómodo. En el último tercio del campo, en las bandas, despliega todos sus efectivos. Unas veces regatea al central con velocidad, otras centra con precisión desde la línea de fondo. Siempre buscando el espacio, del pase, del remate... y siempre atento al momento oportuno. La temporada pasada fue más peligroso que nunca: en 50 partidos oficiales, el extremo izquierdo de 28 años marcó la impresionante cifra de 17 goles y repartió ocho asistencias.

Díaz protagonizó una de sus actuaciones más impresionantes en el mayor escenario posible: anotó un hat-trick en la victoria por 4-0 contra el Bayer 04 Leverkusen en la Champions League. Sorprendentemente, en este partido no jugó en la banda como de costumbre, sino como delantero centro. Aunque su sitio está en la banda izquierda, desde hace tiempo se siente cómodo en casi todas las posiciones de ataque. Para el FC Bayern, esto le convierte en una baza con la que se puede jugar de forma diferente en función de la situación del partido. «Es un futbolista muy inteligente», afirmó en una ocasión Jürgen Klopp, su antiguo entrenador en el Liverpool. «Se mueve en los espacios adecuados, defiende con naturalidad desde su posición, es peligroso, rápido y descarado. Un jugador muy, muy especial, tengo que decirlo».
Éxitos con la Selección Colombia
Luis Díaz es desde hace tiempo una de las piezas centrales del fútbol colombiano y un fijo en la selección. Desde su debut el 12 de septiembre de 2018 en el amistoso contra Argentina (0-0), ha marcado 19 goles en un total de 64 partidos. Pero los números solo cuentan la mitad de la historia. Su actuación en la Copa América 2021, por ejemplo, sigue siendo inolvidable: en el partido por el tercer puesto contra Perú, marcó un doblete que dio la victoria a su selección por 3-2, un partido del que Díaz se adueñó literalmente. Al final, quedó empatado nada menos que con Lionel Messi en lo más alto de la tabla de goleadores. En 2024, volvió a ser un motor y llevó a los Cafeteros a la final, que perdieron por la mínima (1-0) ante Argentina en la prórroga, pero que devolvió a Colombia al primer plano del fútbol mundial.
Luis Díaz en privado: Entre la música y el amor a su tierra
Díaz también se siente a gusto donde reina la táctica en lugar del ritmo. El equilibrio y la inspiración fuera del campo los encuentra en la música. Antes de la Copa América 2024, dejó traslucir su vena creativa en un vídeo musical del rapero colombiano Ryan Castro. En medio del clip, Díaz se pone de repente delante de la cámara y rapea unas líneas.
Hasta el día de hoy, Díaz sigue estrechamente ligado a sus raíces colombianas. De vez en cuando vuelve a Barrancas, el lugar donde empezó todo y que sigue siendo su hogar hasta hoy. Allí donde empezaron sus primeros regates en suelo duro, ahora es omnipresente. En pleno centro de la ciudad, entre coloridos puestos de mercado y bocinazos de motos, brilla un mural de vivos colores: Luis Díaz con su camiseta nacional, la mirada llena de confianza. Sobre él se lee en grandes letras: «Orgullo barranquero».
Es la muestra de que el fútbol puede ser mucho más que un juego, y Díaz mucho más que un jugador. «Esta zona está bastante apartada, las condiciones económicas no son especialmente buenas», explicó en una ocasión su primo Josher Brito a Telegraph. «Pero la mentalidad de los jóvenes ha cambiado. Antes jugaban al fútbol por diversión, ahora lo hacen con la esperanza de llegar a tener una carrera profesional».
Juegan porque han visto que es posible. Que alguno de ellos lo ha conseguido: con coraje, con disciplina, con talento. Que un camino puede llevar de las polvorientas calles de Barrancas a los grandes estadios del mundo.
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