
A principios de mayo, solo unos días después de que el Bayern recuperara el título de la Bundesliga, Vincent Kompany corría por los pasillos del Allianz Arena. El entrenador acababa de celebrar con los aficionados su primer gran título en Alemania como entrenador tras el último partido en casa de la temporada. El belga estaba de muy buen humor, pero este mejoró aún más cuando Kompany vio en una de las pantallas del estadio que el Hamburger SV estaba a punto de conseguir el ascenso a la Bundesliga tras una goleada en Ulm. Aplaudió y dijo con una amplia sonrisa: «El HSV contra el Bayern München la próxima temporada. ¡Genial!».
Este sábado tendrá lugar el encuentro que tanto esperaba el míster, y con el club al que el técnico de 39 años aún se siente vinculado. «No he tenido muchos clubes en mi carrera, solo tres», afirma Kompany, por lo que sigue manteniendo el vínculo tanto con el Hamburger SV como con el Manchester City y el Anderlecht. Sin embargo, su etapa en el HSV no siempre fue fácil, tanto en lo personal como en lo deportivo, recuerda Kompany. Su madre falleció en aquella época, a lo que se sumó el cáncer de su hermana y él mismo estuvo nueve meses de baja por una rotura del tendón de Aquiles. «Pero hice muchos amigos en Hamburgo y también recibí mucho apoyo del club. Por eso siempre he mantenido el vínculo».
En 2006, Kompany fichó por un equipo de Champions League
Cuando Kompany se mudó a la ciudad hanseática en agosto de 2006, a los 22 años, el HSV vivía una época completamente diferente. El equipo del norte de Alemania acababa de clasificarse por segunda vez en su historia para la Champions League. Además del joven defensa belga, el club también consiguió atraer a Hamburgo a jóvenes talentos como los neerlandeses Rafael van der Vaart y Nigel de Jong, que seguramente también habrían sido bienvenidos en las filas de muchos de los mejores clubes europeos. «En aquel entonces teníamos buenos jugadores», afirma Kompany.

Es difícil comparar al HSV de entonces con el equipo actual, que quiere demostrar su valía el sábado por la noche en Múnich. Esto queda claramente reflejado en un dato. Cuando el actual entrenador del Bayern disputó su último partido con el HSV el 15 de agosto de 2008, precisamente en el Allianz Arena, ambos equipos empataron (2-2). Desde entonces, el Hamburgo no ha conseguido ningún punto en la capital bávara, con un balance de 3 goles a favor y 51 en contra en nueve enfrentamientos.
Una etapa bonita a pesar de una despedida triste
Ni él ni el actual entrenador del HSV, Merlin Polzin, tienen nada que ver con lo que ocurrió en el pasado, explica Kompany. Sin embargo, recuerda ese partido por otra buena razón. «Después de eso supe que quería irme», revela el entrenador entre risas. Y es que Kompany se quedó inicialmente en el banquillo, a pesar de que el club lo había llamado expresamente para que regresara de los Juegos Olímpicos, donde el belga habría querido seguir representando a su país. «Estaba muy enfadado», afirma Kompany. «Para mí era inaceptable por principios». Sin embargo, solo una persona del club fue responsable de la decisión de traerlo de vuelta, por lo que Kompany no le guardó rencor. «Todo lo anterior fue genial, por eso sigo agradecido al HSV».
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Por muy positivos que sean los recuerdos del pasado en Hamburgo, el sábado, el entrenador y su equipo solo pensarán en sumar puntos importantes en la lucha por el primer puesto de la Bundesliga. «Queremos ganar este partido, como cualquier otro», asegura Kompany. En su equipo no ocurrirá que un jugador dé menos de lo que puede ni siquiera durante un minuto. «Y si alguna vez ocurre, al fin y al cabo son humanos», continúa Kompany, «¡el lunes tendría problemas!».
Aquí encontrarás las cifras y datos más destacados antes del partido contra el HSV:
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