Sus Lederhose de las visitas al Oktoberfest con el FC Bayern siguen colgados en el armario de su casa, y no solo como un bonito recuerdo de una «época extraordinaria», como él mismo recuerda: «Algún día me gustaría volver a ponérmelos e ir al Oktoberfest con los chicos». Hace frío en noviembre en la Säbener Straße. «Pero eso», dice Kingsley Coman, que ahora vive en Arabia Saudí y juega al fútbol en Al-Nassr FC, «ya lo conozco. Estuve aquí diez años».
Un gol que quedará para siempre ligado a Coman
Nacido en París en 1996, el veloz extremo izquierdo ha disputado hasta la fecha 61 partidos internacionales con Francia, pero también se siente bávaro: «En París cruzas el semáforo en rojo si no viene ningún coche. En Múnich, todo el mundo espera a que se ponga en verde. Ahora siempre espero a que se ponga en verde, incluso en París», dice riendo. Pero hay mucho más que las normas de tráfico que unen a Kingsley Coman con sus diez exitosos años en el FC Bayern: «Esta filosofía, el Mia san Mia, este sentimiento de familia, es algo especial. Por eso he vuelto», afirma. El viernes visitó a sus antiguos compañeros, se reunió con viejos amigos, parte de su familia futbolística, por así decirlo. El sábado, antes del partido de la Bundesliga en casa contra el FC St. Pauli, se despedirá oficialmente en el Allianz Arena de los aficionados que, como él promete, «siempre permanecerán en mi corazón».
«Los Lederhose siguen colgados en el armario».
Nueve títulos de Bundesliga, tres de Copa DFB, seis Supercopas, una Supercopa de la UEFA, el título del Mundial de Clubes y, por supuesto, el triunfo en la Champions League 2020 están indisolublemente ligados al jugador de 29 años. En la final de la máxima competición continental en Lisboa, Kingsley Coman marcó de cabeza el único gol que dio la victoria ante el PSG. «He pasado una atapa estupenda en Múnich», reveló Kingsley Coman a fcbayern.com: «Aquí tenía muchos amigos que se han convertido en mi familia». El sábado también se despedirá de los aficionados.
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