
Los aficionados del FC Bayern viajan desde todas partes para apoyar a su equipo en los partidos fuera de casa, incluso si eso les obliga a recorrer cientos de kilómetros en medio del frío y el aire. Para conocer a aquellos que no escatiman esfuerzos ni gastos para ver al FC Bayern fuera del Allianz Arena, queremos saber un poco más sobre ellos: nuestros aficionados viajeros, con sus historias especiales, su amor y su pasión por el FC Bayern.
Antes de que Frank Schmidt y su Stephie puedan contar su historia, primero tienen que darse la mano, como manda la etiqueta. «¡Enhorabuena!», se oye gritar desde la izquierda, desde la zona de aparcamiento VIP situada frente al estadio Alte Försterei, donde un amigo se acerca corriendo hacia la pareja vestida de rojiblanco. Un segundo conocido, también evidentemente aficionado del equipo local, le sigue y abraza a los dos directamente. Hay un motivo para ello, y además uno maravilloso: hace apenas siete semanas del día del partido del FC Bayern ante el Union Berlin, se casaron. Y también allí el campeón alemán desempeñó un papel importante.

«Nos casamos vestidos completamente de rojiblanco», dice Frank riendo y saca su móvil. Y, efectivamente, el atuendo que ambos lucieron en la boda civil celebrada ante la Paul-Gerhardt-Haus no difiere del que ahora llevan como seguidores rojiblancos ante el estadio del Union. Camiseta, pantalones rojos... El sábado, con las temperaturas otoñales de Berlín, aún llevaban una chaqueta encima. A nadie le extrañó. «Todo el mundo sabe que estamos locos», dice Frank, y eso se nota en el piso que comparten, repleto de artículos del Bayern.
Dos «locos por el Bayern»
La idea de este atuendo tan especial para la boda surgió durante la entrevista previa a la ceremonia, y la niña de las flores que lo acompañaría no tardó en encontrarse: la hija de Stephie, de siete años, con su camiseta roja. La pequeña es tan fanática como su madre, y siempre lo ha sido. «Yo soy de Berlín Occidental y Stephie, de Berlín Oriental», cuenta Frank. Pero en las habitaciones infantiles de ambos lados estaba presente el Bayern. Stephie saca una foto en la que aparece de niña con el uniforme completo del Bayern. Y cuando se conocieron hace siete años, enseguida encontraron algo en común. Los recién casados dicen al unísono: «Estamos locos por el Bayern». Y a la pregunta de si esta locura se puede vivir bien en Berlín, responden con un rotundo «¡Sí!».

Cuando el Bayern visita la capital, es, por supuesto, una fiesta familiar. Los viajes al Allianz Arena son momentos destacados habituales, pero también suponen siempre un gran esfuerzo: 600 kilómetros de ida y 600 kilómetros de vuelta. «Hoy disfrutamos del día soñado del Bayern en Berlín», dice Frank. Su pronóstico: 1-4. Stephie dice: 1-3. Al final, el resultado fue 2-2. Una pérdida de puntos que el FC Bayern pudo asumir fácilmente tras su magnífico comienzo de temporada y con la que la pareja también pudo vivir bien. En su casa de Königs Wusterhausen solo hay aficionados del Union, pero eso no cambia la convivencia pacífica. «Múnich es roja y Berlín también», explica Stephie, y eso se aplica especialmente a esta pareja tan especial que lleva al FC Bayern en el corazón.
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